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Han pasado 32 años. Aunque fuimos testigos directos, la his- toria la escribe cada generación reinterpretando subjetiva- mente los hechos. Ser testigo directo dota de credibilidad, y también de subjetividad. La mía es sólo una de las muchas interpretaciones posibles de aquellos hechos. Debe también saber el lector que me han llamado para escribir estos re- cuerdos por ser un representante de aquella derecha pos- franquista, y presentar con ello una visión alternativa que complete otros escritos de esta interesante iniciativa. |